Es 20 de octubre y estamos en Zacatecas, una ciudad interesante llena de contrastes. Hemos recorrido 1000 kilómetros en tres días, no muy bueno, cierto? De acuerdo a lo que habíamos anticipado estamos dos semanas retrasados; sin embargo, estamos disfrutando del viaje.
El recorrido ha sido muy pintoresco: cañones y curvas con cactus, campos de maíz y flores silvestres. El sábado, acampamos en Canutillo en la Hacienda de Francisco Pancho” Villa, la cual es ahora un museo. Canutillo es un remanso, su gente vive una vida simple y son muy amigables y hospitalarios.
Lo mismo podemos decir de las personas en nuestro siguiente campamento, un parque deportivo en el pueblo de Saín Alto. Por alguna razón, este poblado es mucho mas afluente que Canutillo y tiene varias escuelas. En la mañana, visitamos la Escuela Secundaria Técnica Benito Juárez y hablamos con tres de las clases sobre nuestro viaje.
Ahora estamos estacionados en el parqueadero del elegante Hotel El Bosque en Zacatecas inmediatamente encima de unos tugurios lamentables. Por lo tanto, esta noche estamos pagando por una perfecta conexión inalámbrica “wifi” en lo alto de estos cerros de los que “tienen” con vista hacia el valle de “los que no tienen.” Zacatecas es una ciudad colonial que tiene su encanto y mucho trafico, creando una mezcla la cual es difícil decidir si se le ama o se le odia.
Zacatecas es el sitio donde tenemos que decidir que ruta continuar y esta noche decidiremos. Estén atentos pero no sostengan la respiración puede que nos tome unos días para volver a reportarnos.Niños, ¿Quién es Pancho Villa?
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